La Importancia de la Detección Temprana de lxs niñxs con Condiciones del Espectro Autista
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La mirada del desarrollo
El desarrollo es un proceso de cambio en el que los individuos alcanzan niveles cada vez más complejos de habilidades de movimiento, lenguaje, razonamiento y relación con los demás. El desarrollo se vincula con la maduración del sistema nervioso. Es importante comprender cómo se producen estos aprendizajes en cada niño e identificar tempranamente cuando algo no va bien. La consulta de control con el pediatra es el ambiente ideal para hablar de estos temas.
Alrededor de los 20 días de vida los recién nacidos a término ya empiezan a fijar la mirada en objetos o personas de su interés. Entre el mes y los dos meses perfeccionan esta herramienta y buscan especialmente el rostro humano: cuando una persona se acerca al bebé y le sonríe, este espontáneamente le devuelve una sonrisa. Este hito del desarrollo es conocido como “sonrisa social” y aparece antes de los dos meses de edad. A partir de este descubrimiento, un bebé buscará la mirada de los otros. Sabe que, a través de ellos, conocerá el mundo. El contacto visual permite a las personas desarrollar habilidades de comunicación e interacción social: mirando a otros podemos reconocer si están conectados con nosotros, podemos inferir su estado de ánimo. “una mirada vale más que mil palabras”.
Si un niño no desarrolla esta habilidad, o la pierde en el transcurso de su maduración, se debe consultar rápidamente.
Aprendamos a mirar a los niños y ellos aprenderán a mirar el mundo.
¿Cómo podemos mirar el desarrollo?
El desarrollo comienza desde la gestación, con la formación del cerebro y otras estructuras del sistema nervioso. Continúa una vez que un niño nace y evoluciona permanentemente a lo largo de la vida. Las neuronas van conectándose entre sí formando redes que permiten que los individuos alcancen niveles cada vez más complejos de desarrollo. El armado de estas redes depende de factores genéticos y de los estímulos que las personas reciben desde su medioambiente. Los circuitos de neuronas estimulados crecen y se perfeccionan, mientras que aquellos no estimulados, se pierden.
Los seres humanos nacemos con habilidades para sobrevivir fuera del cuerpo de nuestra madre, aunque es indispensable el cuidado de un adulto para que un bebé sobreviva.
Las habilidades con que los niños nacen son:
- Los órganos de los sentidos: El ojo es inmaduro y al nacer, los bebés tienen visión borrosa. Pero a los 20 días, un recién nacido, ya puede fijar la mirada y tener una visión más nítida. El oído ya está desarrollado desde el quinto mes de gestación: al nacer, los niños ya conocen la voz de su mamá y de las personas de su entorno. Perciben estímulos a través de su piel: por eso tienen frío, calor y necesidad de ser abrazados. El sentido del movimiento: por eso disfrutan de ser mecidos. El olfato y el sentido del guste les permiten reconocer la piel y la leche de su madre.
- Capacidad de movimientos: por ejemplo, el reflejo de succión les permite prenderse al pecho de su madre y asegurarse el alimento. Reflejo de prensión: cuando a un bebé se le coloca un objeto en la mano, puede sostenerlo con fuerza.
- Capacidad de generar apego: los bebés y los cachorros de animales despiertan ternura. Atraen LA MIRADA de los adultos y su presencia despierta deseos de jugar, abrazar, mirar, mimar. De este modo, los bebés se aseguran el afecto y sostén que necesitan para poder sobrevivir y aprender: adquirir una lengua, aprender las normas de la sociedad y las costumbres que aprenden de su entorno.
- Capacidad de jugar: El juego es la vía del aprendizaje. El juego es “el trabajo” de los bebés y los niños. Un niño que no juega no aprende. Aquí conviene diferenciar juego de juguetes. El juego es una actividad que divierte y está mediado por las emociones. Los juguetes son objetos: los chicos disfrutan de jugar con y sin juguetes. Los padres son el mejor juguete para un niño.
Mirar el desarrollo es fundamental para acompañar los procesos de maduración de los niños, favorecer el aprendizaje y detectar rápidamente las señales de alerta que indican que algo no va bien en el desarrollo. El sistema nervioso tiene capacidad plástica, es decir, la posibilidad de establecer conexiones nuevas para reparar una falla. A medida que crecemos, la capacidad plástica del cerebro disminuye. Está demostrado que la intervención temprana con estímulos adecuados mejora el pronóstico de los niños que muestran alteraciones en su desarrollo.
Imaginemos el desarrollo como una escalera caracol, en el que la MIRADA es el eje del aprendizaje de la comunicación y del desarrollo socioemocional. Para llegar al último peldaño, debemos haber recorrido los anteriores.
La capacidad de mirar a los ojos se desarrolla tempranamente. Así, los bebes rápidamente aprenden a comunicarse y relacionarse con los demás. La mirada es un eje fundamental por donde se encadena el desarrollo.
Los primeros escalones: El primer año de vida
El bebé de 0 a 3 meses
Un bebé recién nacido duerme la mayor parte del día. Progresivamente, va manteniéndose cada vez más tiempo despierto. En los momentos de vigilia el bebé presta atención al mundo que lo rodea: los objetos, las luces, los sonidos y las personas. Esto es posible gracias a que, poco a poco, la mamá (o la figura de apego) va aprendiendo a satisfacer sus necesidades básicas: le ofrece alimento cuando tiene hambre, sus brazos y amor cuando se siente inseguro, arrullos cuando tiene sueño. Es fundamental que un bebé esté tranquilo y atento para poder aprender.
La mirada: un recién nacido comienza a fijar su mirada en objetos o personas a las 3 semanas de vida. Luego, hacia los 2 meses de edad, ya puede seguir un objeto girando su cabeza hacia un lado y hacia el otro. Al mirar la cara de alguien que le sonríe, el bebé responde con una sonrisa. Esto se conoce como “Sonrisa Social” y aparece entre el primero y el segundo mes de vida.
El lenguaje: El bebé emite sonidos llamados gorjeos, llora para manifestar sus demandas. Mira la boca del adulto y ya puede imitar algunos movimientos de la cara. Se calma cuando oye la voz de sus seres queridos. Reacciona ante los estímulos sonoros.
El movimiento: En este período el bebé tienen movimientos descoordinados y reacciones involuntarias: Permanece mucho tiempo en posición fetal: con tono muscular aumentado y los miembros superiores e inferiores flexionados. Hacia los 3 meses ya aprende a sostener su cabeza. A los dos meses descubre sus manos y las lleva a la boca.
El juego: El juego favorito de un bebé es todo aquello que puedan sentir en su cuerpo: caricias, susurros, y todo lo que pueda llevar a la boca: el pecho de la mamá, el chupete, los mordillos y sonajeros.
El aprendizaje: ¡Los niños imitan todo! Así es como aprenden. Es muy importante mirar la capacidad de imitar que muestra un bebé y un niño pequeño.
Alertas a los 3 meses:
- No sostiene la mirada en las personas
- No sigue con la vista a las cosas que se mueven
- No responde ante ruidos fuertes
- No le sonríe a las personas
- No se lleva las manos a la boca
- No puede sostener la cabeza en alto cuando empuja el cuerpo hacia arriba estando boca abajo
- No se calma fácilmente en brazos
El bebé de 3 a 5 meses
Ahora estamos ante un bebé que permanece más tiempo despierto y atento a los estímulos que le proporciona el entorno.
El movimiento: El bebé ya sostiene su cabeza y empieza a permanecer sentado. Además, a partir de los 4 meses, adquiere cada vez mayor control de movimientos y habilidades de coordinación. Ya puede tomar objetos que desea, con mayor precisión.
El aprendizaje y el juego: Al principio intentará llevarse todo a la boca: es su manera de conocer el mundo. Disfruta también de todo aquello que pueda sentir en su cuerpo: las caricias, las canciones, el movimiento.
La comunicación: Muestra mayor interés en comunicarse. Mira fijamente a los ojos y descubre que sonriendo e intentando hablar llama la atención de las personas. Así, hacia los 4 meses empieza a reírse a carcajadas y permanece casi todo el día de buen humor.
Alertas a los 5 meses:
- No sostiene la mirada
- No sigue con la mirada las cosas que se mueven
- No le sonríe a las personas
- No puede sostener la cabeza con firmeza
- No gorjea ni hace sonidos con la boca
- No se lleva las cosas a la boca
- No empuja con los pies cuando le apoyan sobre una superficie dura
- Tiene dificultad para mover uno o los dos ojos en todas las direcciones
El bebé de 6 a 8 meses
Estamos ante un bebé que está empezando a conocerse y a reconocer a los demás. Se mantiene mucho tiempo despierto, buscando jugar con otros, porque así aprende.
El movimiento: el bebé a esta edad empieza a sentarse solo y luego intenta agarrar objetos. De acostado boca arriba puede darse vuelta y cambiar de posición.
El aprendizaje y el juego: se muestra muy interesado por todo lo que lo rodea: los juguetes, las personas, otros niños. Tanto llaman su atención las personas que aprende a distinguir entre caras conocidas y desconocidas. Disfruta de mirarse al espejo y le llaman la atención los otros niños. También reconoce su nombre cuando alguien lo llama. Permanece feliz la mayor parte del día.
También aprende que la realidad no es sólo lo que está a la vista. Entonces disfruta de ver que las cosas desaparecen y vuelven a aparecer: se divierte con el juego de las escondidas y arrojando un objeto para verlo caer, y que se lo alcancen.
La comunicación: Descubre que puede emitir diversos sonidos con su voz y comienza a pronunciar sonidos de vocales: “a”,”e”,”o” . También consonantes y puede empezar a repetir sílabas: ta ta ta.Imita a los adultos y hace pausas, cual si estuviera conversando “en su idioma”
Alertas entre los 6 y 8 meses:
- No se interesa por alcanzar cosas que están a su alcance
- No demuestra afecto por quienes lo cuidan
- No reacciona ante los sonidos de alrededor
- No lleva objetos a la boca
- No emite sonidos de vocales (“a”, “e”, “o”)
- No rueda en ninguna dirección para darse vuelta
- No se ríe ni hace sonidos de placer
- Se ve rígido y con los músculos tensos
- Se ve sin fuerza como un muñeco de trapo
El bebe de 9 meses a un año
El bebé ya tiene más independencia. Puede alejarse y tiene más necesidad de comunicarse
El movimiento: bebé ya tiene mayor independencia: intenta gatear y trata de pararse solo. La posibilidad de alejarse de sus padres le provoca ambivalencia: lo entusiasma ir hacia lo desconocido: intenta gatear y alcanzar objetos y personas.
El aprendizaje y el juego: Le gusta mirar a la cara y así aprende a reconocer emociones: Comprende el NO cuando esto se dice con cara de enojado y voz firme. Empieza a manifestar diversas emociones: se ríe, llora, comparte placer, entiende que sus actos generan efectos en los otros. Por otra parte, se angustia ante la presencia de desconocidos o cuando se aleja de sus padres. Esto se conoce como “angustia de separación”
La comunicación y la interacción social: Balbucea repitiendo sílabas. Imita la entonación de los adultos. Disfruta de las canciones. Intenta bailar siguiendo el ritmo de la música. Le llaman mucho la atención otros niños de su edad
Alertas a los 12 meses:
- No se apoya sobre las piernas ni se sostiene parado
- No balbucea (“ma-ma”, “ba-ba”, “pa-pa”)
- No responde cuando lo llaman por su nombre
- No intercambia gestos como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano
- No parece reconocer a las personas conocidas o no aparece la angustia ante extraños
- No le llaman la atención los otros niños de su edad
- Muestra mayor interés por el mundo de los objetos que por el de las personas
- Pierde habilidades que había adquirido
El niño de 18 meses
Estamos frente a un niño, ya no un bebé. Imita a los adultos y juega a “ser grande”. Descubre el lenguaje y reconoce el mundo de las emociones. Aprende a jugar con juguetes: muñecos, autos, pelotas.
El movimiento: A esta edad los niños ya caminan de manera independiente. Disfrutan de trepar y empujar objetos. Hace garabatos. Usa una cuchara para comer.
La comunicación: A la vez que puede desplazarse de manera independiente aparecen las primeras palabras: comienza a decir mamá y papá para llamar a sus cuidadores. También utilizan palabras relacionadas con sus necesidades de alimentación, a nombrar a otros familiares. Los chicos a esta edad encuentran muchas maneras de comunicarse, aunque no hablen demasiado. Señalan con su dedo índice para pedir y para mostrar algo de su interés.
Comprenden mucho más de lo que pueden decir con palabras. Responden a órdenes como: “dame”, “tomá”, “sentate”. Se enojan ante el NO. Aparecen los berrinches.
El juego y la interacción social: Imitan a los adultos y aprenden a utilizar los objetos y juguetes: hacen como que hablan por teléfono, dan de comer a un muñeco, lo visten o lo hacen dormir. Se aferran a la persona que los cuida en situaciones nuevas. Disfrutan de mirarse al espejo y de observar a otros chicos de su edad.
Alertas a los 18 meses:
- No camina
- No cumple ordenes simples
- No señala para pedir ni para mostrar
- No pronuncia palabras entendibles
- No mira a los ojos
- No responde a su nombre
- No muestra interés por otros niños
- Pierde habilidades adquiridas
Los 18 meses es la edad donde los primeros síntomas de TEA se hacen más evidentes.
El niño de 2 años
A los dos años los chicos adquieren mayor seguridad en sus movimientos y acceden al lenguaje. A partir de ahora estas habilidades se perfeccionan para dar lugar a nuevos aprendizajes.
Movimiento: Ya corre coordinadamente sin caerse. Disfruta de patear y arrojar una pelota. Aprende a utilizar la cuchara y el tenedor y disfruta de hacer garabatos.
La comunicación: Empieza unir dos palabras: sustantivo y verbo. La dicción puede no ser clara, o no decir las palabras completas. Por ejemplo: “vamos casa”, “quiero agua”. Comprende mejor los gestos y los usa para expresar diversas emociones: picardía, alegría, enojo, tristeza. Cumple órdenes de un paso. Por ejemplo: “trae tu mochila”. Se refiere a sí mismo: Dice “yo”, “mio”.
El aprendizaje: Se interesa por las imágenes y los cuentos. Puede clasificar por formas y colores. Arma torres de 4 cubos
Interacción social: muestra muchos deseos de jugar con otros chicos, imita sus juegos.
Alertas a los 2 años:
- Pierde el equilibrio con frecuencia
- No arma frases de dos palabras.
- No sabe usar objetos comunes
- No imita
- No sigue instrucciones simples
- Pierde habilidades del desarrollo que había adquirido
El niño de 3 años
El movimiento: Disfruta de correr, trepar, saltar, pedalear un triciclo. Empieza a dibujar círculos y esbozos de caras.
La comunicación: Arma frases de 4 o 5 palabras: Por ejemplo ”vamos a la casa de Pedrito”. Se refiere a sí mismo y usa pronombres: vos, nosotros, ellos
El aprendizaje: Hace algunos razonamientos, pregunta por qué, arma rompecabezas de 3 y 4 piezas. Deja los pañales de día.
La interacción social: Comparte un juguete. Imita a los adultos y a otros niños en sus juegos. Propone juegos a otros. LE gusta disfrazarse y fingir un personaje.
Alertas a los 3 años:
- No se sostiene parado, su marcha es inestable
- Se babea
- No se entiende lo que dice (lenguaje ininteligible)
- No arma frases completas
- No se interesa por jugar con otros niños ni con juguetes
- No comprende órdenes
- No mira a las personas a los ojos
- Pierde habilidades adquiridas
Por: Karina Gutson, Pediatra del Desarrollo.